Hay un hondo misterio en tu sonoro
y ardiente corazón, guitarra mía,
gozas pensando y hay en tu alegría
transportes de pasión, gotas de lloro.
Te dio su corazón el dulce moro,
el íbero te dio, su alma bravía
y la América virgen, se diría,
puso en ti, de su amor, todo el tesoro.
Por eso en tu cordaje
soberano,
que vibra con acento casi humano
es a veces, tu voz como un lamento.
Como queja de tu alma solitaria
en cuya triste y mística plegaria
florece sin cesar el sentimiento.
Agustín Barrios Mangoré
La guitarra, esbelta, delicada,
cálida y con sus sonidos tan variables, en un momento profundos y al instante
rápidos y agudos, es sin duda la herramienta básica del Ensamble de Guitarras
de Quito. Esta agrupación, integrada por 8 músicos, fue creada en 1993 como
parte del Departamento de Desarrollo y Difusión Musical del Municipio del
Distrito Metropolitano de Quito. Actualmente está administrada por la Fundación
Teatro Nacional Sucre y ensaya diariamente en el Centro Cultural Mama Cuchara.
Al ser la guitarra un instrumento
tan versátil, capaz de interpretar muchos géneros, el ensamble ha tocado varios
repertorios, que abarcan desde música renacentista hasta música ecuatoriana de
vanguardia. En este mes, al recordar los 127 años del nacimiento de uno de los
más grandes guitarristas latinoamericanos, el grupo presenta un tributo al
paraguayo Agustín Barrios, conocido como
Nitsuga Mangoré. Este gran músico, además de compositor y ejecutante de guitarra,
también se acercó a la filosofía, poesía y teología, dominaba el castellano y
el guarní, lengua nativa del Paraguay. Fue en 1932 cuando realizó por primera
vez una presentación con este nombre: Nitsuga viene de Agustín escrito al
revés; y Mangoré nace de un legendario jefe guraní que se dice que murió de
amor.
Un justo reconocimiento al genio
de la guitarra que trascendió las fronteras de la cultura universal.
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