Las despedidas siempre dejan
sentimientos encontrados. Está la tristeza, la sensación de vacío y la nostalgia
que lo van pintando todo de gris. Pero por otro lado cada despedida implica una
bienvenida, un nuevo comienzo, un camino desconocido para ser transitado y en
cada paso, descubierto.
En este mes, dos miembros del
Centro Cultural Mama Cuchara se despiden de esta institución para transitar
nuevos caminos. Estos artistas son: César Espinoza, Coordinador del Coro Mixto
Ciudad de Quito y Milton Arias, percusionista de la Orquesta de Instrumentos
Andinos.
César ha trabajado en varias
áreas en la Fundación Teatro Nacional Sucre. Él ingresó a esta institución como
Asistente de la Directora Escénica española María Elena Mexía en el montaje de
la ópera La Bohème y luego en la
cantata El Niño de los Andes.
Posteriormente trabajó como asistente de producción en el Centro Cultural Mama
Cuchara y al tener experiencia en canto y dirección musical fue designado como
Director encargado del Coro Mixto Ciudad de Quito desde el 2009 hasta mediados
del 2011.
Esta experiencia fue muy
enriquecedora para César pues anteriormente había integrado las filas del Coro
Mixto Ciudad de Quito como tenor y ahora tenía la oportunidad de volver a ese
espacio pero como Director. Según César “todo
grupo artístico tiene un proceso cultural y dentro de este lo más importante es
el ser humano”. Por este motivo César siempre creyó en un ambiente de trabajo
basado en la confianza y el respeto, donde se demuestre siempre la solidaridad
y reciprocidad de cada uno de los integrantes e ir de la mano con la parte
técnica del mundo coral.
Parte de su propuesta con el Coro
fue rescatar la música ecuatoriana y montar repertorio nacional en los
diferentes recitales que esta agrupación llevó a cabo en el tiempo que él la
dirigió.
Adicional a esto, Cesar ha trabajado como Director del Coro Juvenil de La Fundación Teatro Nacional Sucre y ha creado lazos de confianza, respeto y amistad con los chicos de este grupo.
Hoy César se despide del Coro
Mixto Ciudad de Quito deseándoles mucha suerte en el crecimiento de cada
miembro del coro como seres humanos y como profesionales del canto.
Por otra parte, desde el lado
instrumental del Centro Cultural Mama Cuchara el Maestro Milton Arias también
se despide de la Fundación para caminar por nuevas sendas.
Milton ingresó a la Orquesta de
Instrumentos Andinos hace ya 19 años en la fila de los tiples pero no se
contentó solamente con tocar en esta agrupación sino que también participó como
arreglista y compositor de la misma realizando temas como Jary Jary Churay, Nogada, Chota Valle de mil colores, entre otros. Luego
pasó a ser parte de la fila de percusionistas de la Orquesta y ahí se mantuvo
hasta el día de hoy.
Para Milton despedirse de la Orquesta
no es tarea sencilla. Desde su perspectiva desarraigarse de un sueño no es
fácil pero siente que su tarea con la Orquesta de Instrumentos Andinos está
cumplida pues aportó al desarrollo de la música ecuatoriana y de la agrupación
con sus obras y estas llegaron lejos y fueron escuchadas internacionalmente
poniendo en alto cultura musical nacional.
En sus propias palabras Milton
asevera que “en el fondo no abandono a la
Orquesta de Instrumentos Andinos, me la llevó en el corazón y con ella a todos
ustedes compañeros músicos, directivos, amigos, personal de apoyo con todo su
talento, su genio, ingenio y hasta con su mal genio que en ratos se
incursionaba fantasmagóricamente para luego desaparecer entre las notas
musicales de nuestro diario vivir. Solamente tengo palabras de gratitud,
reconocimiento, a todos y cada uno de mis amigos, hermanos de arte y colegas de
la Orquesta de Instrumentos Andinos, gracias por haber acogido mi trabajo y mis
obras como suyas y haberlas interpretado con soltura, ganas, profesionalismo,
en otras palabras con SHUNGO y AMOR PROPIO, gracias por siempre brindarme su
apoyo. Gracias por todas esas mil y un anécdotas que pasamos, los sustos,
alegrías, lamentos, regocijos, de llevar a lo profundo de nuestro país alegría
y esperanza a través de las notas musicales, por haber sido cómplices de
sonrisas y alegrías de miles de niños y por haber representado dignamente al
Ecuador en escenarios internacionales.”
Nosotros también les deseamos lo
mejor en esta nueva etapa de sus vidas. Esperamos que sigan creciendo día a día
personal y profesionalmente y que nunca olviden a este Centro Cultural que fue
su segundo hogar por mucho tiempo. Les deseamos toda la suerte del mundo y
esperamos volverlos a ver pronto porque esto es solo un hasta luego…