jueves, 5 de marzo de 2015

Benito Tayupanda, una pasión por las sonoridades

Por: Jefferson Herrera
Producción Centro Cultural Mamacuchara



Benito Tayupanda es un músico nacido en la provincia del Chimborazo. Es primer clarinetista de la Banda Sinfónica Metropolitana de Quito, agrupación en la que trabaja desde hace 8 años. 
Desde su centro de ensayos, el Auditorio Raúl Garzón del Centro Cultural Mamacuchara, compartió con nosotros este breve diálogo





PRODUCCIÓN: Tengo entendido que llevas 8 años en la Banda Sinfónica Metropolitana de Quito, ¿cómo fue tu ingreso a la agrupación?

BENITO: En realidad fue algo inesperado, la oportunidad de audicionar se presentó en un momento en el que yo me encontraba estudiando y preparando, un promedio de 10 horas diarias y lo hacía  con miras a introducirme de lleno en una vida de clarinetista. Así que cuando me enteré de la audición, me presenté y ese mismo día me comunicaron que había sido seleccionado para ser clarinetista de la Banda.

P: ¿Cómo fue tu proceso de formación musical?

B: La música es parte de los seres humanos, y desde pequeño me sentí atraído por los sonidos del canto de mi abuela, de fiestas como el carnaval o de las cosechas o incluso de sonoridades que escuchaba en los velorios.  Y Chimborazo, de donde vengo, es una región con una tradición musical muy rica y fue inevitable no sentir esas melodías, creo que desde ahí empezó todo. Estudié ahí hasta los 19 años, luego vine a Quito para profesionalizarme; desde entonces mi vida se ha desarrollado aquí junto a la música.

P: Sabemos que eres un músico muy dedicado y apegado al estudio ¿qué tan importante es la preparación académica para ti?

B: A mí la música me lo ha dado todo, y lo único que yo puedo hacer para devolver eso, de alguna manera, es interpretar mi instrumento, pero para lograrlo debo estudiar y prepararme mucho, debo comprender todo de una forma integral. Es muy importante la preparación académica y el estudio; en general, para todos los músicos es esencial, es un arte que va en una constante dinamia.

P: Eres un músico joven, ¿qué significa para ti compartir escenario con maestros que llevan décadas de trayectoria?

B: Antes que nada es una gran responsabilidad, independientemente de cuál sea tu instrumento o tu posición dentro de la agrupación. Es un placer inexplicable estar sobre el escenario, significa mucho para mí desde el mismo hecho de ensayar una obra y dedicarle tiempo y energías.

P: ¿Desde tu posición como músico profesional qué haces para desmentir varios prejuicios o falsos conceptos  que la sociedad maneja en torno  a los artistas?

B: La música es una de las artes predilectas de los seres humanos, y por estar siempre relacionada con el entretenimiento y la diversión, en algunas sociedades se la ha llegado a satanizar como profesión. Pero creo que la responsabilidad recae en nosotros mismos como artistas, se supone que la música  es mucho más que un trabajo, es tu vida; y si en verdad respetas y eres responsable con lo que haces, entonces también harás lo correcto en tus diferentes espacios de ejercicio profesional.

P: ¿Cuáles son tus metas a corto plazo para con la Banda Sinfónica Metropolitana?

F: Creo que es sencillo: hacer que la música trascienda hoy, mañana y siempre.

P: ¿Qué esperas de las autoridades para lograr que se entienda a la profesión de los músicos?

B: En realidad es muy difícil que alguien que no es músico entienda una profesión como esta. Solo espero que se de una mayor importancia y apoyo a todos los géneros musicales. Si recibiéramos el mismo apoyo que el deporte nuestra cultura estará en un nivel diferente, sin embargo, mucho depende también de los mismos músicos. Tampoco esperamos que las autoridades sean nuestra “salvación”, pero es importante que nosotros hagamos respetar nuestra labor.

P: ¿Cuál es el papel, según tu criterio, que cumple un artista en la sociedad?


B: Desde que el niño nace está rodeado de sonidos, y lo que el músico hace es componer sinfonías basadas en esas sonoridades y ahí radica el papel del músico, lograr que esas melodías permanezcan en la sociedad.*

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