Por: Jefferson Herrera, Producción Centro Cultural Mamacuchara
El desarrollo de la promoción y difusión
cultural va más allá de la realización de un concierto, de la puesta en escena
de una obra dancística o teatral o de una muestra de
arte plástico. Hablar de desarrollo artístico–cultural implica analizar todo un proceso en el que
intervienen varios actores que permitirán, de manera integral, transmitir los
valores que únicamente el quehacer de los artistas y de todos quienes, de una u
otra forma, están involucrados en esta labor, pueden generar.
Así, la promoción y difusión cultural es una
construcción en la que varios pilares son fundamentales: artistas,
instituciones públicas, privadas, centros educativos y organizaciones de diversa
índole; en este contexto, el Centro Cultural Mamacuchara (CCMC), sede
permanente de 9 elencos musicales (7 profesionales y 2 de formación), lleva a cabo sus actividades en varios espacios bajo la modalidad de co-producción.
Y, precisamente una de las organizaciones con las que ha venido trabajando
desde hace tres años aproximadamente es el Comité Central de La Loma Grande, tradicional
barrio en el cual se encuentra el CCMC, y desde el cual se articula el trabajo
del variado grupo de elencos que lo conforman.
El Auditorio Raúl Garzón se perfila como el
escenario donde cada mes se concreta y visibiliza el trabajo en conjunto que
realizan el Centro Cultura Mamacuchara y el Comité Central de La Loma Grande. Conciertos
donde el talento y trabajo de nuestras agrupaciones es apreciado por la
comunidad del sector: los sonidos andinos de la Orquesta de Instrumentos Andinos,
los vientos metal y madera de la Banda Sinfónica Metropolitana, la seducción de
las cuerdas junto al Ensamble de Guitarras de Quito, la gama vocal de nuestros
Coros o el repertorio tradicional y latinoamericano de Yavirac y Voz Mestiza han
llenado de alegría las noches del barrio a través del arte musical; el carisma
del púbico lomeño y de sectores
aledaños nutren cada puesta en escena y alimentan con cada aplauso el trabajo
de nuestros músicos.
Para el Arq. Marco Rubio, presidente del
Comité Central de La Loma, uno de los objetivos principales de esta labor
conjunta es aportar de manera significativa mediante el arte y la cultura y
para esto se realiza tareas específicas: “El
Comité toma parte en la promoción y difusión de los distintos eventos así como
en tareas específicas, como por ejemplo brindar
un refrigerio tanto a los artistas como a los organizadores de cada concierto.
El Centro Cultural, por su parte, nos entrega el material que nosotros
distribuimos, proporciona todo el equipo técnico y el escenario. De esta forma
mostramos a nuestro barrio enmarcado en un concepto vivo y dinámico.”Afirma
además que el Comité Central se siente respaldado al trabajar en el desarrollo
de actividades artísticas y culturales con el CCMC, el realizar eventos con
artistas y músicos profesionales así como con un personal técnico con
experiencia, motiva a todos quienes forman parte de esta organización
comunitaria.
El trabajo coordinado, además de la
organización mensual de los conciertos, se ha manifestado también en ocasiones en las que una labor mancomunada es
esencial; tal como sucedió días después de que un terremoto sacudiera a la
costa ecuatoriana el pasado 16 de abril. Gracias a la gestión y planificación conjunta
del Comité Central y de la Coordinación del CCMC, la Mamacuchara se convirtió en lugar de acopio de donaciones para los
damnificados, todos los moradores de La Loma demostraron su solidaridad
contribuyendo con comida, agua, ropa y medicinas, así la calidad humana de la
comunidad quedó marcada sobre la base de un trabajo en mancomunado.
Rubio afirma que el Centro Cultural
Mamacuchara es visto por los habitantes
de La Loma y de sus alrededores como un ente generador de cultura y cuyas
propuestas artísticas siempre serán acogidas y apoyadas. “Seguir estrechando lazos y aunando esfuerzos para vincularnos con la
comunidad en pos de la cultura es nuestra meta en relación al Centro Cultural”.
Así, al final de la calle Rocafuerte, en
pleno centro histórico, el Mamacuchara
continúa siendo el punto donde nacen los sonidos que el arte sonoro nos permite
sentir; melodías que posibilitan que el día a día se conjugue con una sola
esencia: la música.
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